Reflexiones docentes
Mi trayectoria como docente se caracteriza por el arduo trabajo que se
ha realizado, pero también ha habido grandes satisfacciones. He tenido que
realizar un sinnúmero de actividades, unas como parte de la rutina y otras como
parte de mi formación profesional. A lo largo de todos estos años, he tenido la
oportunidad de asistir a cursos, talleres y diplomados con diferentes
temáticas, que sin duda han enriquecido mi labor docente. La mayoría de los
cursos han sido presenciales, aunque también los he tomado en línea. Sin
embargo, considero que en los primeros, la relación que se da con otros profesores
es relevante, pero los que se han tomado a distancia permiten realizar
actividades de manera autodidacta, además de llevar a cabo y en gran medida el
trabajo colaborativo. Ambos han sido de gran utilidad para compartir, aprender,
intercambiar ideas y, en términos generales, socializar, rasgo esencial en la
formación del ser humano.
Por otro lado, el trabajo diario en las aulas me ha dado permitido compartir
mis conocimientos con los alumnos, así como escucharlos, brindarles palabras de
aliento en determinados momentos y convivir
con ellos constantemente.
En el trabajo con los alumnos se presentan dificultades de aprendizaje, lo
cual en muchas ocasiones se debe a la falta de apoyo de los padres de familia,
aunado a la situación económica que tienen. Sin embargo, en ciertos casos, se
han logrado solucionar algunos problemas académicos que están al alcance de los
docentes.
En las actividades con los alumnos he podido identificar que todos
aprenden de diferente manera, por lo que las estrategias empleadas deben ser
distintas, es decir, planearse de acuerdo al estilo de aprendizaje y a los intereses de los estudiantes.
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